«Tenemos el gobierno que nos merecemos». Jamás estaré de acuerdo con esta frase. Nunca, por muchas razones; la primera, porque sé que los millones de mexicanos que todos los días se dedican a trabajar, a hacer todo lo que está de su parte para salir adelante, no tienen responsabilidad cuando en su estado o municipio, el delincuente en turno que mal gobierna, se corrompe y por ambición entrega la dirección de su gobierno al crimen organizado. ¿Qué culpa tiene el ciudadano de a pie de esto? El modelo perverso de la ‘democracia representativa’ es lo que no funciona: porque no puede ser que los destinos de miles, estén en manos de unos cuantos. Tampoco estaré de acuerdo con que las víctimas de la delincuencia organizada y la institucional, sean criminalizadas y digan que ‘ellos se lo buscaron’, sin siquiera tener elementos de juicio para poder determinar su responsabilidad o no. Las víctimas no merecían sembrar un campo de exterminio.
¿Tenemos el gobierno y los campos de exterminio que merecemos?
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