El fatídico sexenio de uno de los criminales más peligrosos que han gobernado Veracruz, dejaron un saldo terrible para el pueblo de aquella entidad. Javier Duarte terminó sus días, tal y como los empezó: con muerte y robo. Los últimos días que estuvo a cargo de la Jefatura de Plaza, conocimos hechos tan violentos como el desmembramiento, previo secuestro y asesinato, de tres jóvenes estudiantes. Sumándose a los más de 35 ejecutados que ya se contabilizaban en diferentes municipios de la entidad. Duarte se despide con un doble homicidio en Córdoba, donde un individuo entró a un restaurante y ejecutó a una pareja, en presencia de su hijo.
Y haciendo gala a su deshonroso gobierno, Duarte fue a Televisa, previo pago de 100 millones de pesos, que su administración le adeudaba a la narcotelevisora, supuestamente porque no había pagado el correspondiente a un año de mantenimiento del CRIT en Poza Rica. Duarte, que le quedó a deber a todo el mundo, a quienes le darían reflectores en su última aparición estelar, no les quedó mal; usó dinero público para pagar a una empresa que lucra con el dolor de las personas discapacitadas.