Al ex secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos «lo maltrataron» durante la detención en el aeropuerto de Los Ángeles, California, la semana pasada.
Esto es lo que publica J. Jesús Esquivel, en una columna del día de hoy en Proceso:
La denuncia del general y su familia alega que, al exsecretario de la Sedena en el sexenio de Enrique Peña Nieto, los agentes estadunidenses “lo trataron muy mal” física y verbalmente al momento que le anunciaban sus imputaciones y lo esposaban por ello.
Seguramente el General Cienfuegos ya no se acuerda cuando los elementos del ejército que dirigía ejecutaban órdenes violando flagrantemente los derechos humanos de las personas, incluidos inocentes y culpables.
En abril de 2016 apareció un video escandaloso y vergonzoso de cómo dos elementos de la SEDENA y una mujer de la Policía Federal torturaron a una mujer detenida en el estado de Guerrero.
Durante el sexenio de terror del delincuente Enrique Peña Nieto, las fuerzas armadas, entre ellas el propio ejército, fueron señalados en innumerables ocasiones por los malos tratos, capturas ilegales, ejecuciones extrajudiciales y actos de tortura. Así que no entendemos cómo es que ahora el general se queja de haber sido «maltratado» por quienes lo detuvieron en Los Ángeles.
Es un hecho que no fue torturado, no fue desaparecido, no lo ejecutaron y no violaron ninguno de sus derechos durante la detención. Al general caído en desgracia no lo iban a tratar como a una persona decente, obviamente, así como tampoco lo sometieron a las vejaciones que sus subalternos sí cometían cuando él daba órdenes.
Los delincuentes no pueden ser tratados como se trata a las demás personas, por el simple hecho de haber roto las leyes que nos rigen a todos los ciudadanos del mundo, así que no puede exigir que se le coloque entre algodones porque al final quien falló fue él.
Insight Crime publicó una interesante columna escrita por Parker Asmann el día 16; la conclusión más importante a la que llegan es que la detención de Cienfuegos pone en entredicho la supuesta «guerra contra las drogas» que inició Calderón en 2006.
Compartimos con ustedes el texto íntegro:
Arresto de exministro de Defensa por parte de EE. UU. golpea a las fuerzas armadas de México
El arresto del exministro de Defensa de México por parte de Estados Unidos, acusado de narcotráfico, confirma lo que durante mucho tiempo han afirmado tanto traficantes como civiles: que el ejército del país, que desempeña un exagerado papel en la lucha contra el crimen organizado, ha sido totalmente corrompido.
El 15 de octubre, el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, le informó al ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de Defensa de México durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), había sido arrestado en el aeropuerto internacional de Los Ángeles.
La orden de arresto de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA) se produjo después de que Cienfuegos, apodado “El Padrino”, fuera acusado de tres cargos de conspiración para traficar drogas y un cargo de lavado de dinero, según una acusación presentada en agosto de 2019 en el Distrito Este de Nueva York.
Los cargos se derivan de acusaciones de que el general se coludió con el Cartel H-2 entre 2015 y 2017, según documentos judiciales. El Cartel H-2, que se desprendió de la Organización Beltrán Leyva, solía ser dirigido por Juan Francisco Patrón Sánchez, alias “H2”, quien fue asesinado a tiros por los marines mexicanos a principios de 2017.
Los fiscales federales de Estados Unidos acusan al general Cienfuegos de utilizar su “posición pública para ayudar al Cartel H-2 a […] operar con impunidad” a cambio de sobornos, según una carta del 16 de octubre de los fiscales dirigida a la jueza del Distrito Este, Carol B. Amon.
Las pruebas aportadas incluyen “miles de comunicaciones [interceptadas] de Blackberry Messenger” que demuestran que Cienfuegos ayudó a que las operaciones militares no se dirigieran al grupo, sino que por el contrario se orientaran a atacar a organizaciones rivales, conseguir transporte marítimo para cargamentos de drogas, advertir al grupo sobre las investigaciones policiales de Estados Unidos y relacionar a los integrantes del grupo con otros funcionarios mexicanos corruptos, según afirman los fiscales.
La ayuda de Cienfuegos permitió que el Cartel H-2 operara sin “interferencia significativa del ejército mexicano”, lo que le permitió al grupo criminal ingresar “miles de kilos de cocaína, heroína, marihuana y metanfetamina a Estados Unidos”, como sostienen los fiscales en la carta.
Cienfuegos no es el primer funcionario mexicano acusado de conspirar con el Cartel H-2. El exfiscal general del estado de Nayarit, Edgar Veytia, fue arrestado en 2017 y sentenciado a 20 años de prisión por su papel en una conspiración de narcotráfico internacional con el grupo.
Si bien Cienfuegos es el miembro de más alto rango de las fuerzas armadas de México que enfrenta cargos de narcotráfico, es apenas uno de los más recientes funcionarios de seguridad de alto nivel en ser arrestado.
Genaro García Luna, secretario de seguridad pública de México entre 2006 y 2012, fue acusado en 2019 de varios cargos de tráfico de cocaína. También se le acusó de aceptar sobornos del Cartel de Sinaloa, junto con dos agentes de policía de alto rango, Luis Cárdenas Palomino y Ramón García.
Análisis de InSight Crime El arresto de Cienfuegos no tiene precedentes. Y el solo hecho de que ocurra es llamativo.
Desde hace mucho tiempo se ha acusado de corrupción a altos funcionarios militares, pero rara vez, o acaso nunca, han sido enjuiciados. Han pasado más de dos décadas desde que el general y exzar antidrogas Jesús Gutiérrez Rebollo fue arrestado y luego condenado por colusión con importantes traficantes de cocaína como Amado Carrillo Fuentes, más conocido como el “Señor de los Cielos”.
Las fuerzas armadas de México han desempeñado durante mucho tiempo un papel central en la lucha del país contra las drogas. Dicho papel aumentó y se militarizó cada vez más en 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón inició una arremetida oficial contra los grupos del crimen organizado.
Desde entonces, más de 200.000 personas han sido asesinadas en México como parte de la llamada guerra contra las drogas, y decenas de miles más han desaparecido. La acusación indica que Cienfuegos, mientras dirigía la principal institución en la lucha contra el crimen organizado durante la administración de Peña Nieto, supuestamente estaba coludido con los mismos criminales a los que debía atacar.
De hecho, el arresto de Cienfuegos cambia drásticamente la noción de “guerra”, en la que el Estado está en un lado y los grupos criminales en el otro. En realidad, estos actores están muy interconectados, manteniendo el orden y generando la violencia como una manera de normalizar condiciones que les son mutuamente beneficiosas.
Estados Unidos también debe dar bastantes respuestas. Con la detención de García Luna, y ahora con la de Cienfuegos, es cada vez más claro que los funcionarios de seguridad y del gobierno de Estados Unidos suelen trabajar con homólogos profundamente involucrados en el tráfico de drogas. La pregunta es entonces qué sabían y cuándo lo supieron. Las especulaciones sobre la corrupción en los altos niveles han estado presentes durante décadas, especialmente entre 2006 y 2012, durante la administración de Calderón.
“Hubo varias alertas cuando Cienfuegos era general, y cuando fue nombrado ministro de Defensa en 2012, yo había oído rumores sobre su corrupción”, dijo Mike Vigil, exdirector de Operaciones Internacionales de la DEA, en comunicación con InSight Crime.
Esta no es precisamente la primera vez que Cienfuegos está en el centro de la controversia. En 2015, el exjefe del ejército dijo que sus soldados “no serán tratados como criminales”, al referirse a la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa. El mes pasado, las autoridades emitieron órdenes de arresto contra los presuntos autores materiales e intelectuales del crimen, incluidos miembros de las fuerzas armadas.
En 2014, Cienfuegos también rechazó las acusaciones de que sus tropas eran culpables de la denominada masacre de Tlatlaya, cuando los soldados mataron a 22 personas en lo que se consideró un “tiroteo”. En realidad, los soldados recibieron una orden directa de matar, según activistas de derechos humanos.
El arresto de Cienfuegos también se suma a la lista de funcionarios mexicanos que serán acusados en Estados Unidos y no en su propio país. Por lo tanto, no deberá responder por algunas de las graves violaciones a los derechos humanos de las que se le acusa mientras se desempeñaba como general en México.
Además, el ejército continúa siendo una de las instituciones más confiables de México y uno de los pilares de la seguridad interna. Un decreto firmado el pasado mes de mayo consolidó su lugar en la lucha contra los grupos criminales en el futuro próximo. Estados Unidos también instó recientemente a México a reforzar sus represiones, exigiéndole al gobierno mexicano que demuestre su “compromiso de desmantelar a los carteles y a sus empresas criminales”.
Lo que hace todo esto es garantizar que las fuerzas armadas permanecerán en la primera línea de batalla, a pesar de las noticias más recientes.
El actual Secretario de la Defensa Nacional General Luis Cresencio Sandoval González fue recomendado a AMLO por el detenido Salvador Cienfuegos alias “El Padrino”, ya que se despeñaba como Jefe de Operaciones del narcogeneral.
La detención del general Salvador Cienfuegos es un hecho inédito en la relación entre México y Estados Unidos, ya que es la primera vez que se asegura a un exsecretario de la Defensa Nacional.
El general Cienfuegos, militar desde el año 1964, se desempeñó como titular de la Defensa Nacional durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre del 2014.
Antes de ser titular de la Defensa Nacional (Sedena), Cienfuegos ocupó el cargo de oficial mayor de esta secretaría durante el Gobierno del expresidente Felipe Calderón (2006-2012).
Las dos acusaciones más graves contra la institución, cuando fue dirigida por Cienfuegos, ocurrieron en 2014 y 2016
Se trata de la ejecución de 22 personas 30 de junio de 2014 Estado de México en una bodega en Tlatlaya a manos del ejército que les comprobó que los elementos de las Fuerzas Armadas habrían disparado contra ellos, incluso cuando ya los tenían detenidos. El 22 de octubre de ese año, la CNDH informó que de las 22 personas civiles que perdieron la vida, 15 fueron ejecutadas por la Sedena, entre ellas, tres adolescentes.
El otro episodio que marcó la gestión de Cienfuegos al frente de la Sedena fue la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en la que integrantes del 27 Batallón de Infantería aseguran solo haber seguido a la distancia la protesta que posteriormente derivó en la tragedia.
Familiares de los jóvenes acusaron a miembros del Ejército de haber participado directamente en la desaparición de los estudiantes e incluso de rendir falsas declaraciones. De acuerdo con la recomendación 15VG/2018 Caso Iguala de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), 24 elementos de ese Batallón conocieron los hechos a partir de los cuales desaparecieron 43 normalistas de Ayotzinapa.
En 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó interrogar a los integrantes del Ejército por la desaparición de los normalistas, pero el general Cienfuegos se negó. Ahora que Cienfuegos fue detenido por tráfico de drogas es importante recordar que como posible móvil del ataque y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa que presentaron los expertos de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) apunta al negocio de la heroína que sale de Iguala rumbo a Chicago en autobuses de pasajeros.
Para los expertos es posible que alguno de los camiones estuviera cargado con droga -o dinero- y por eso los policías querían evitar que se lo llevaran los estudiantes. El informe utiliza como fuente una declaración jurada de un agente de la DEA que dirigió un operativo contra la célula de Guerreros Unidos en Chicago y que describe cómo operaban la ruta.
Hoy sabemos que todo esto era coordinado por el mismísimo Secretario de la Defensa y su Jefe de Operaciones Especiales General Luis Cresencio Sandoval González actual Secretario de la Defensa recomendado a AMLO por Cienfuegos, es muy difícil que no participará o ignorara lo que hacía su comandante.
Tras la detención del ex secretario de la Defensa, Gral. Salvador Cienfuegos, López Obrador dijo esta mañana que en nuestro país no existe investigación alguna contra el hoy detenido en Estados Unidos.
Pese a que sus seguidores están tratando de jalar agua para su molino, diciendo que la detención fue gracias a la Cuarta Transformación, la realidad es otra: en México, Cienfuegos formaba parte del clan al que se le había otorgado ya inmunidad.
Es una vergüenza que durante dos años el actual gobierno no haya investigado absolútamente nada de los nexos del general con la delincuencia organizada. Hoy mismo la periodista Anabel Hernández revelaba con Carmen Aristegui que el nombre de Salvador Cienfuegos ya figuraba en la lista de los funcionarios corruptos que ella había señalado desde hace muchos años.
Es una vergüenza también, que tenga que ser nuevamente desde Estados Unidos donde se liberen las órdenes de detención a los corruptos de nuestro país, porque en el nuestro no exista nadie que se atreva a tocarlos.
García Luna detenido en Estados Unidos; César Duarte detenido también en Estados Unidos y hoy el General Cienfuegos es también detenido en aquél país.
El gobierno de López lo tuvo en México durante dos años y la FGR no lo señaló de absolútamente nada; tuvo que ser la DEA en la «Operación Padrino» quien hiciera lo que en nuestro país no se hizo.
Hoy, el general enfrentará cargos por delincuencia organizada y tráfico de drogas, además de lavado de dinero, presumiblemente del Cártel Beltrán Leyva, durante muchos años.
Con esta detención queda perfectamente claro que la «estrategia» de seguridad empleada por Felipe Calderón y por Enrique Peña Nieto, era falsa. El ejército ya había tomado partido y en lugar de atacar a los cárteles, decidió protegerlos.
Mientras la SSP protegía al Cártel de Sinaloa, la SEDENA protegía a los rivales de éstos, a los Beltrán Leyva. La guerra siempre fue falsa.
El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, de visita a Veracruz destacó que la violencia e inseguridad que sufre este estado “será difícil revertir una situación que durante tanto años se dejó crecer”. Cienfuegos se reunió este viernes 9 de junio con del gobernador Miguel Ángel Yunes. Ambos dialogaron sobre el apoyo que brindará el Ejército para mantener la seguridad en la entidad.
La presencia del crimen organizado y las amenazas contra los periodistas siguen siendo uno de los principales problemas de Veracruz. Además en los últimos meses han aumentado los índices de violencia por las disputas entre grupos del crimen organizado. Cienfuegos confirmó que han sido desplegados más militares en las zonas de mayor conflicto.