Resulta que, aquél que tendría que ser el ejemplo de honestidad y lealtad a la patria, es el más grande de los delincuentes en México. Resulta también, que Peña Nieto jamás ha comprado una propiedad, de todas las que tiene, sino que todas las ha obtenido a base de sobornos, para que los cómplices empresarios que tiene, puedan hacerse de contratos jugosos, construyendo obra pública. Tenemos sentado en la Presidencia, al más grande de los defraudadores del erario público; al sinvergüenza ladrón que engañó a millones de mexicanos y a quienes además les compró el voto, con dinero o con mentiras.
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