El pueblo se defendía y eso al gobierno no le gustó. Con prontitud, mandaron a sus cuerpos represores y los detuvieron. De aquellos de quienes se defendían, ni sus luces. Los Caballeros Templarios siguieron (y siguen) operando en total libertad.
Lo que es más increíble del caso, es la cantidad de tiempo que estuvieron presos, para que al final, un Juez Federal, dijera que no había elementos para tenerlos en la cárcel.
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