La decisión de donar al Teletón es personal; pese a que en muchos lugares y con diversos métodos, las escuelas, empresas y centros de trabajo, obligan a la gente a hacerlo. Pero antes de aportar nuestro dinero a esta campaña, tendríamos que reflexionar qué es lo que queremos: un Sistema de Desarrollo Integral de la Familia que cumpla su labor institucional o un ente privado que reciba los recursos públicos y haga como que ‘ayuda’ a las personas discapacitadas. Un país que haga valer los derechos constitucionales en cuestiones de salud o seguir resolviendo pocos problemas, en pocos casos, conmovidos por las imágenes terribles de niños y jóvenes, que nos llevan a otorgar caridad.
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