Desde la Sierra y la Montaña de Guerrero, hasta la capital y los puertos, como Acapulco e Ixtapa, el estado está sumergido entre la violencia de los criminales, la represión y hostigamiento de las mal llamadas fuerzas de seguridad y de los propios políticos. Probablemente ni en la década de los 70’s, durante la Guerra Sucia, se había vivido un clima de inseguridad y de tanta sangre derramada; grupos de la delincuencia organizada se disputan cada pueblo, cada ciudad, cada municipio y en aquellos lugares donde los pobladores se han organizado para defender su vida, es el mal gobierno quien llega a reprimir, a acosar, a asesinar y a desaparecer a quienes se oponen a sus perversos planes de despojo y sometimiento. Guerrero es una zona de guerra, un enorme panteón y una gigantesca fosa clandestina.
En Acapulco, todos los días hay ejecuciones; la media nacional sobre asesinatos, se queda muy por debajo de esta ciudad, que encabeza la lista de las más peligrosas de México y los primeros lugares, entre las más inseguras en el mundo.
La Sierra de Guerrero es un lugar tomado completamente por la delincuencia organizada; las muertes se cuentan por decenas, todos los días y pese a estar completamente militarizado el lugar, parece ser que los sicarios de la SEDENA están a favor de los criminales, tanto que defienden a los malos y desarman a los buenos.
El día de hoy, el mal gobierno en el estado, obligó a la farsa electoral al municipio de Tixtla, pese a que hace cuatro días fueron asesinados 4 policías comunitarios de la CRAC-PC y el hostigamiento permanente de los criminales a lugares como la Normal de Ayotzinapa.
La Sierra de Guerrero vive bajo acoso permanente de los grupos criminales; mientras de desde la SEGOB insisten en que ‘son ellos, los ciudadanos, los interesados en establecer mesas de trabajo en el DF, para tratar de resolver el problema’.
Tres días después del asesinato de los cuatro miembros de la CRAC en Tixtla; un evento similar ocurre en El Ocotito, perteneciente al municipio de Chilpancingo. Un grupo armado asesinó a dos policías comunitarios de la FUSDEG y dejó herido a uno más.
Y cuando la misma gente o algunos anónimos señalan directamente, con nombre y apellido a personas involucradas con la delincuencia organizada, parece ser que los apellidos, pesan.