Dicen que ‘prometer no empobrece, que dar es lo que aniquila’. Y seguramente eso pensó Obama cuando llegó al poder, porque sabía que su promesa de campaña sobre la reforma migratoria, jamás podría cumplirse, porque hay intereses, sobre todo económicos, que no permitirían que un, ahora ilegal, se convierta en una persona con todos los derechos al adquirir ese estatus, incluidos un salario justo, servicios médicos, servicios sociales, etc. Sin embargo, se ‘lanzó’ por votos, porque al final eso es lo que le daría la presidencia y hoy, la cruda realidad le cae como peso a los millones de migrantes que confiaron en él.