No era necesario que nos lo dijeran desde Estados Unidos, ya lo sabíamos. Los Cárteles Gringos son una realidad desde hace muchos años, aunque siempre lo hayan negado… hasta ahora. Es un problema binacional.
Un reportaje de J.J. Esquivel publicado esta semana en Proceso exhibe lo que desde siempre hemos sabido: existe el crimen organizado en Estados Unidos; hay cárteles que han dejado de trabajar para los mexicanos o colombianos y se han convertido en sus «socios».
Los Cárteles Gringos son reconocidos de forma oficial por el gobierno de aquél país en un documento de más de 150 páginas.
Un documento del Departamento de Justicia estadunidense, titulado “Estrategia contra los Cárteles Domésticos”, reseña una a una las entidades federativas en las que operan los “cárteles gringos”, apelativo con el que son conocidas estas organizaciones en el mundo del narcotráfico», según Proceso.
Y añade:
Son bandas domésticas distribuidas en el territorio nacional que ahora funcionan como organizaciones independientes de las agrupaciones criminales y trasnacionales dedicadas al tráfico, distribución y venta de narcóticos”.
Para el Cártel del Pacífico trabajaban Los Hermanos Pistoleros Latinos, New Mexico Syndicate, Los Carnales, Latin Kings, Mexican Mafia, Sureños, MS-13, Wet Back Power, Sinaloa Cowboys, West Texas Tangos, Los Negros, Arizona Mexican Mafia y Border Brothers.
Para el Cártel del Golfo, Los Hermanos Pistoleros Latinos, Partido Revolucionario Mexicano, Raza Unida y Texas Chicano Brotherhood distribuían drogas.
La Mexican Mafia, Sureños y Border Brothers (sección California) operaban para la organización de los hermanos Arellano Félix.
Con Los Zetas trabajaban Barrio Azteca, Los Hermanos Pistoleros Latinos, Mexikanemi, MS-13, Texas Syndicate (US PERSON) y Los Bandidos.
La Familia Michoacana tenía los servicios de los Sureños, MS-13, West Texas Tangos y de la Mexican Mafia.
Cuando Vicente Carrillo Fuentes lo encabezaba, el Cártel de Juárez operaba en Estados Unidos con la distribución de Los Hermanos Pistoleros Latinos, Barrio Azteca, New Mexico Syndicate y Los Carnales.
El diario estadounidense ‘The New York Times’, basado en videos de cámaras de seguridad y testimonios de testigos, da a conocer la reconstrucción de los hechos del asesinato de George Floyd.
20.01 hrs
El 911 recibe una llamada de un comercio porque Floyd había pagado un paquete de tabaco con un billete falso de 20 dólares. El vehículo de Floyd permaneció cerca de la tienda hasta que llegó la primera patrulla. En el informe de la Policía se establece que les habían trasladado que el hombre estaba «totalmente borracho». Lo obligan a bajar del coche, lo esposan y lo dejan sentado junto a una pared. A continuación intentan meterlo en el coche policial pero se resiste porque siente claustrofobia.
20.17 hrs
Llega una tercera patrulla, en la que se encuentran los agentes Derek Chauvin y Tou Thao. El primero de ellos tenía 17 denuncias por sus actuaciones policiales, pero ninguna acabó en condena disciplinaria. De hecho fue, elogiado por su valor en varias ocasiones. Thao acumulaba seis denuncias. Las imágenes que muestra el diario muestran a Floyd tumbado en el suelo con tres agentes inmovilizándolo por completo. Se puede ver a Chauvin presionar el cuello con su rodilla, impidiéndole respirar. En agente J. Alexander Kueng está sobre su espalda y Thomas Lane sobre las piernas. Tou Thao observa.
20.20 hrs
«Por favor, por favor, por favor, no puedo respirar. Por favor», dice Floyd en el vídeo que recoge The New York Times, mientras los testigos piden a los agentes que se deje de presionar el cuello de Floyd. Uno de los agentes llama a una ambulancia, pero Chauvin continúa asfixiando a Floyd durante otros siete minutos.
20.25 hrs
George Floyd ya no se mueve: «Comprueben su pulso», piden algunos testigos. Chauvin sigue asfixiando a Floyd mientras mira su rostro.
20.27 hrs
Llega la ambulancia. Solo cuando los sanitarios colocan la camilla en el suelo, Chauvin retira su rodilla. Comprueban su pulso y lo trasladan a un hospital, donde se certifica su muerte.
ATENCIÓN: EL VIDEO CONTIENE IMÁGENES SENSIBLES, SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.
Les recomendamos mucho el siguiente texto publicado en 2015 en nuestra web.
¿Cómo es el día a día de un médico de #COVID19 en un hospital de Nueva York? Arghavan Salles es una médico con residencia en California, Estados Unidos, que se ofreció como voluntaria para ir a Nueva York a ayudar con la crisis sanitaria que enfrenta. Lo documentó en video.
Espero que ayude a las personas a comprender cómo es cuidar a las personas sin las herramientas que necesitamos y la angustia que sufrimos», escribió en su cuenta de Twitter el día 22 de mayo.
Salles narra su estancia de catorce días en una Unidad de Cuidados Intensivos de Nueva York; cómo llega y la expectativa que tiene; cómo ayudó a algunos de sus pacientes a despedirse de su familia por medio de videollamadas; cómo los pacientes están bien y al siguiente minuto muy graves.
La Dra. Salles llora cuando narra cómo uno de sus pacientes escribió en un pequeño pedazo de papel «hoy no me voy a rendir». Sin lugar a dudas una dura lección de vida para ella. Y habla del estado emocional que ella y sus compañeros tienen después de haberse enfrentado a algo tan dantesco en la ciudad que se convirtió en el epicentro mundial de la pandemia.
Al final de sus catorce días de voluntariado en NY, al regresar a su casa en California, fue sometida a un examen para descartar que estuviera infectada. Afortunadamente no se contagió. Algo que incluso a ella misma la toma por sorpresa, simplemente no puede creerlo, después de haber pasado tantos días en un sitio lleno de enfermos por coronavirus.
Una médico de #COVID19 que nos hace recordar lo importante que es apoyarles, agradecerles y ayudarlos NO SALIENDO DE CASA. Ojalá el mensaje llegue y la gente tome consciencia de cuánto afectamos al sistema de salud si no seguimos las recomendaciones que se nos han dado.
NOTA: Para ver su traducción en Español, da clic en el primer ícono de la esquina inferior derecha (subtítulos), selecciona «traducir automáticamente» y busca ESPAÑOL.
José Rodrigo Aréchiga Gamboa, «El Chino Ántrax», se fugó de la prisión domiciliaria que le había sido decretada en marzo.
Aréchiga Gamboa fue puesto en libertad condicional el pasado tres de marzo después de haber estado preso 87 meses en el Metropolitan Correctional Center de San Diego, California.
Las condiciones de ésa prisión domiciliaria eran bastante favorables, porque incluso podía salir a un límite no mayor de un kilómetro de la casa que le había sido asignada en California. Pasaría en ese lugar los cinco años restantes que le faltaban para cumplir una condena completa. Al parecer pensó que ya era suficiente.
El 12 de diciembre de 2019 le fue dictada la libertad condicional, que se materializó el día 3 de marzo. Un mes después, cuando los marshalls fueron a revisar su situación, ya no lo encontraron.
«El Chino Ántrax» formó parte del grupo de seguridad de Ismael «El Mayo» Zambada y junto con el grupo de sicarios que formo, «Los Ántrax», peleó batallas contra los enemigos del Cártel de Sinaloa, sobre todo contra los hermanos Beltrán Leyva.
En el año 2013, el 30 de diciembre, mientras aterrizaba en el Aeropuerto Internacional Schipol de Holanda, lo esperaba ya la policía y fue detenido.
Después, en el año 2015, fue extraditado a los Estados Unidos y declarado culpable en un Tribunal Federal al admitir que formaba parte del Cártel de Sinaloa y haber introducido de manera ilegal a aquél país toneladas de drogas y haber lavado dinero proveniente del tráfico de ellas.
La Magistrada Dana M Sabraw emitió este viernes una orden para su búsqueda y aprehensión tanto en Estados Unidos como en México.
El que fuera parte del primer cinturón de seguridad de «El Mayo» hoy está libre y con toda seguridad siendo ayudado por la gente para la que trabajó, volviendo a las andadas.
¿Qué harían ustedes si su nombre apareciera en las listas de los gringos, como al de la OFAC, implicándolos en delitos tan graves como el lavado de dinero? Bueno, pues eso no fue lo que hizo el «cantante» Julión Álvarez, él armó fiesta y se puso briago.
Nos preguntamos a qué se debe que Julión, el amigo del delincuente Peña Nieto, esté tan campechanamente armando fiesta, en lugar de estar preocupado y buscando la forma de no salir perjudicado ante el grave señalamiento de la OFAC de participar en una red de lavado de dinero de los cárteles mexicanos.
Suponemos que se siente tan seguro de sus «contactos» en el mal gobierno, que la acusación de los Estados Unidos le debe provocar risa, porque de otra forma es incomprensible que arme pachanga de dos días y cinicamente la publique en sus redes sociales, como diciendo «me vale».
No es para nada comparable con lo que le implicó a la familia Cázarez en el año 2012, cuando la misma OFAC publicó sus nombres en una lista igual como en la que en días pasados apareciera el «cantante» Julión. A esta familia le destrozaron la vida.
De acuerdo a Río Doce «…todos ellos fueron privados de su libertad durante cuatro años, víctimas de un ‘error’ cometido por las autoridades mexicanas y estadunidenses, que confundieron a esta familia y la ligaron, por su apellido, con personas relacionadas con el narcotráfico».
Pero parece ser que el caso es completamente distinto en el caso de Julión, el que dice que canta, porque lo primero que hizo fue una fiesta, que se prolongó por dos días y que además ventiló sin ningún reparo, en vivo, a través de Facebook.
Compartimos con ustedes la reflexión sobre este asunto que nos parece cuando menos «curioso» y los invitamos a leer el artículo de Río Doce, para que comparen lo que hace Julión, con lo que le sucedió a la familia Cázarez.
Les recordamos que no sólo es Rafael Márquez, ni el «cantante» Álvarez, quiénes aparecen señalados por la OFAC; también en la Secta se cuecen habas y el Diputado Lomelí tiene bastante cola que le pisen.