Acarreo, protestas calladas a base de intimidación y represión policíaca, revisión a menores y extrema seguridad en las inmediaciones del Centro Histórico de la Ciudad de México, así como un vacío notorio (no lograron llenar la enorme plaza); fue lo que nos dejó como resultado el evento que tendría que ser de todos NOSOTROS y se ha convertido en una farsa, donde el dispendio de recursos económicos es exagerado y la indignación se hace presente, en la misma ausencia de la gente. El Grito de Independencia dejó de ser un evento familiar y muy mexicano, para convertirse en una porquería, que tendría que dejar de realizarse de una vez por todas.
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