Las autoridades han suspendido de forma fulminante a Héctor O’Neill que ha sido el alcade de la ciudad de Guaynabo desde 1993. O’Neill está acusado de acoso y agresión sexual a una policía que presentó una denuncia en su contra. Además se investiga si pagó casi medio millón de dólares a la agente de policía y su novio para evitar la Justicia. Incluso el gobernador le había pedido su renuncia.
Pero O’Neill se negaba a dejar la alcaldía de esta ciudad, en la que ha estado más de dos décadas y rechazaba las acusaciones en su contra. Aseguraba que el caso había sido resuelto en privado y que no utilizó fondos públicos para el «soborno» a la mujer policia. El Panel del Fiscal Especial Independiente suspendió sumariamente a O‘Neill tras recibir una recomendación de la Unidad de Procesamiento Administrativo Disciplinario que investiga cargos administrativos en su contra. Le atribuyeron violaciones a la Ley 54 por maltrato psicológico o emocional, maltrato mediante restricción a la libertad y agresión sexual. Otras tres violaciones responden a los Artículos 135 y 136 del Código Penal, por acoso sexual y exposiciones obscenas. Además de violaciones a los artículos 252 y 281 del CódigoPenal de 2012, por aprovechamiento ilícito de trabajos o servicios públicos y por impedir o persuadir la incomparecencia de testigos. Igualmente, el alcalde pudo haber violentado en cuatro instancias el Artículo 4.2 (b) de la Ley de Ética Gubernamental por utilizar sus deberes y las facultades de su cargo o la propiedad y fondos públicos para obtener, directa o indirectamente, para él o una persona privada o negocio, cualquier beneficio que no esté permitido por ley.
La primera imagen pública de Héctor O’Neill tras su destitución es la de una activista del grupo Colectiva Feminista en Construcción que le increpa por su reprochable comportamiento hacia las mujeres. “Ojalá que aquí se haga justicia porque aquí las mujeres de este País no podemos caminar las calles tranquilas por personas como tú, por violento, por agresor, por macharrán” fueron algunas de las cosas que tuvo que escuchar mientras intentaban echar a la activista del restaurante en el que se encontraba.