De por si las policías en México no sirven, por múltiples motivos; y si a esto le sumamos que del presupuesto destinado a ellas, se roban prácticamente todo, es muy fácil entender, entonces, por qué se acerca el crimen organizado y los corrompe tan fácil. El delincuente Ortega, como sabía que estaría poco tiempo, entró a la Jefatura de Plaza con toda la intención de robar, lo más rápido posible y la mayor cantidad que se pudiera; pero no solo él, también el criminal Astudillo, con más calma, ya empezó a meterle mano al presupuesto, sin ningún pudor y muy al estilo del Cártel del PRI. Son más de 66 millones de pesos, que de buenas a primeras, desaparecen y no se usan en donde tendrían que usarse. ¡Son unos ladrones!
