La guerra que se vive en Tamaulipas desde hace más de diez años, se ha cobrado la vida de miles de personas, muchas de ellas inocentes. Lo ocurrido en Reynosa hace dos días es un ejemplo de esta situación y de cómo la autoridad, primero niega los hechos y después los justifica diciendo que son los ‘daños colaterales’ para conseguir el bien mayor que es el acabar con el crimen organizado. No es la primera vez que en Tamaulipas ocurren hechos de esta naturaleza, pero como siempre, las mal llamadas fuerzas de seguridad quedan impunes y no se juzga a nadie por disparar sin tener claro que a quien se le dispara es un delincuente o no lo es.
Lo más vergonzoso de esta situación, es que la Secretaría de Marina Armada de México publicó un comunicado donde niega lo sucedido, pese a que las víctimas, que afortunadamente sobrevivieron, narraron que los disparos vinieron desde tierra, pero también desde el aire y hasta donde se sabe, los grupos de la delincuencia organizada en aquella entidad, aun no cuentan con helicópteros artillados para poder justificar que pudieron haber sido ellos. No, la realidad es que los sicarios de la Marina usaron armas de alto poder contra dos ciudadanos norteamericanos, porque los «confundieron» con el jefe de plaza de la ciudad de Reynosa, el Comandante Toro.