Para las elecciones de 2018, según la Secta (Morena) en voz de su líder, dueño y mandón, Andrés Manuel López Obrador, no establecerá alianzas con «los partidos que sirven al régimen», excepto el Partido del Trabajo (PT), para el circo electoral que lleve a alguien a la jefatura de plaza del Cártel del Gobierno.
A NOSOTROS nos parece que la gente que cree en López Obrador, tendrá que recordar estas palabras, porque seguramente se irán diluyendo con los meses. Acabamos de vivir un circo electoral en cuatro estados del país, en las cuales a la Secta solo le dejaron las «rebanaditas del pastel» que les dio la gana. Aunque en votos (digamos que legal, dentro de la farsa que es una elección) probablemente la irrupción de la Secta (Morena) en las últimas elecciones, pudiera considerarse como un «éxito», en los resultados -es decir, los gobiernos que ahora tiene- las cosas son completamente opuestas. Algunas alcaldías, algunas diputaciones y no más.
En el Estado de México o en Veracruz, por ejemplo, la Secta (Morena) pudo haberse hecho de la gubernatura de ambos estados, si hubiese pactado con quienes está destinado a pactar, o sea, con el PRD.
A medida que pasen los meses y ante la posibilidad de que el PRD busque una alianza de la que ya se habla, con el Cártel de Acción Nacional y cuando ademas, los dirigentes de la nueva franquicia hagan números, reciban encuestas y pongan las cosas en blanco sobre negro, entenderán que si PAN y PRD van juntos, tendrían muchas posibilidades de arruninarle a los que verdaderamente mandan (es decir, a los que van a imponer a AMLO) la fiesta de ver a San Peje en la silla.
Entonces, como ustedes lo verán, los que verdaderamente mandan -esos empresarios mafiosos y delincuentes de cuello blanco- le dirán al dueño de la franquicia que se tiene que sentar a hacer acuerdos con el PRD y con Movimiento Ciudadano, como mínimo.
La Secta no recibe órdenes de los que votaron en el congreso de hace dos días; recibe órdenes de los que le están financiando la campaña al Mesías.