Pasan los años, cambian de nombre los criminales que toman el poder y también el color de partido. Guerrero sigue igual. La entidad está convertida en un verdadero ‘matadero’; en las comunidades donde la siembra de la amapola es el modo de subsistir, los grupos de narcotraficantes se disputan los territorios y asesinan a todo aquél que sea o les parezca ‘contrario’. Las ‘autoridades’ han decidido mejor no meterse; dejaron en el abandono a gente pobre, a expensas de lo que Los Ardillos o Los Rojos deseen hacer con ellos. Hay un nuevo Jefe de Plaza en el gobierno; trae los colores del PRI y solo con eso deberíamos preocuparnos más por lo que está por venir.
