tuiter

Jamás habíamos escuchado algo semejante y nos parece algo así como ‘un castigo de la maestra a un niño en la primaria’. Pero es todavía más peculiar, que fue el propio ofendido quien solicitó al Juez que eso, tuitear, fuera la pena que se le impusiera a quien lo estuvo difamando por medio de esta misma red social. El juez accedió y dictó sentencia: un mes, tuiteando,  la condena en que se reconoce como difamador y la orden de eliminar los 57 mensajes escritos que escribió. Los 4 mil eruos de indemnización que tendrá que pagarle al ofendido, suponemos que le dolerán meno que la vergüenza de reconocer abiertamente que cometió el delito que tuitea. 

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