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Según Emili Azcárraga, delincuente de cuello blanco que trabaja como dueño de la narcotelevisora, los pasos de su empresa se dirigen a los nuevos medios digitales y por eso los cambios que se observaron en días pasados en su programación. Parece ser que el criminal que dicta leyes, empieza a poner distancia entre su emporio y la creación que emanó de él: el otro delincuente, Peña Nieto. En una mesa de análisis, Jenaro Villamil, Denise Dresser, Lorenzo Meyer y Carmen Aristegui, hablan de este giro de la televisora y la relación rota que parece haber entre Peña Nieto y Televisa.