Carlos fue sacado de su casa de madrugada por agentes federales que irrumpieron, armados, buscando a quién ‘echarle la culpa’. Lo llevaron a un terreno valdío en la ciudad de Iguala; lo torturaron y le preguntaron ‘cómo le decían’. Carlos contestó que «el pato» y ése fue el delito que le encontraron. Desde ése día está preso, acusado de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Para lograr que se inculpara fue torturado brutalmente; primero con golpes y después con descargas eléctricas. En entrevista para Planeta Latino Radio, Mely Canto, hermana de Carlos, narra cómo ocurrieron los hechos y lo que hasta ahora ha pasado desde aquella noche en que el Estado mexicano decidió convertirlo en uno más de los inocentes que hasta el día de hoy se encuentran presos por un delito que no cometieron.
Pese a que cada vez es más frecuente encontrarnos con información de este tipo, la sociedad mayoritariamente sigue creyendo que la Marina Armada de México es la institución que tiene el más alto prestigio y credibilidad del país. Simplemente, no lo comprendemos. Todo esto, pese a que con datos de la Procuraduría General de la República, hemos demostrado que entre las mal llamadas ‘fuerzas de seguridad’, es precisamente la Marina la que tiene el mayor número de denuncias por desaparición forzada; también los hemos visto involucrados en ejecuciones extrajudiciales, como en el caso de Tamazula en Durango. Y una vez más los sicarios de Soberón son exhibidos como eso, como sicarios; como un brazo armado del Cártel del Gobierno.
Muchas veces hemos dicho que la tortura en México, además de ser un delito grave, ha provocado que muchos delincuentes consigan su libertad, basados en los tratados internacionales que México ha firmado; ya que una persona, culpable o no, que haya sido torturada, puede acogerse a ellos, invalidar las acusaciones y salir muy campante a la calle. Los menos aptos no alcanzan a entender que, cuando pedimos que NO se torture, pensamos precisamente en estos casos, pero además en la violación a derechos humanos y las muchas declaraciones que de esta forma se obtienen de personas inocentes. Hoy «aplaudimos» a todos aquellos que se alegran cuando se filtran videos de torturas en México, argumentando cosas como que «ellos no se tientan el corazón cuando secuestran o matan». Muy bien, pues a todos esos tontos, les dedicamos esta revocación de la formal prisión al líder del Cártel de Guerreros Unidos.
Una vez más, desde fuera de México, se vuelve a señalar a la PGR y su investigación fallida sobre el caso Ayotzinapa. La Organización Mundial Contra la Tortura pone el dedo en la yaga y señala directamente a los ‘culpables’ fabricados por la justicia mexicana, que no están en la cárcel por otra cosa, más que por haber tenido que declarar en su contra, a base de tortura. Apegados al Protocolo de Estambúl, esas personas tendrían que estar libres ya, porque sus testimonios y declaraciones no son válidas ante ningún juez, en ningún caso, excepto si se trata de las corruptas instituciones de procuración de justicia de México.
En nuestros espacios no hemos dejado de señalar lo grave que es encontrar a miembros de las mal llamadas ‘fuerzas de seguridad’ involucradas en casos de tortura. Los menos aptos nos han tachado de todo; nos dicen que defendemos a los delincuentes, que estamos apoyando a algún cártel y mil tonterías más. Parece ser que la parte que no quieren escuchar y que sí es por la que criticamos estos actos, hoy nos da la razón: hemos dicho que torturar a una persona detenida, puede provocar que esta sea puesta en libertad, porque un testimonio bajo tortura, no es válido ante un juez. Hoy, nos enteramos que los sicarios de la PF y la SEDENA irán a juicio y probablemente a la cárcel; mientras que la mujer torturada (culpable o inocente) está ya promoviendo su excarcelación, por las causas que hemos descrito: la torturaron y confesó bajo presión.