«Lleva a terribles errores creer que los revolucionarios socialistas podrán salir de su aislamiento en pocos años, simplemente con un abnegado trabajo sindical democrático si no dan simultáneamente la batalla por la construcción de una conciencia anticapitalista. O pensar que un movimiento democrático de tipo electoral será victorioso y reconocido por un sistema dispuesto a todo con tal de preservar el poder. Es utópico y lleva a la pasividad el repudio de la política. Porque una cosa es repudiar la corrupción y la politiquería y otra pretender apartarse de la lucha política que se da todos los días, negándose a caminar juntos, aunque sea un metro, junto a otros que combaten al mismo enemigo, pero con objetivos y razones diferentes».
Para los capitalistas resignados.
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