El cártel del que el delincuente Castillo dijo que no quedaban ni rastros, sigue sembrando muerte en Michoacán y en Guerrero. Secuestran, trafican, extorsionan y se apoderan de negocios lícitos a base de amenazas y plagios a sus legítimos propietarios. Pese al optimismo y el cinismo que muestra el virrey que mandó Peña Nieto a ‘pacificar’ el estado de Michoacán, todos los días nos enteramos de muertes y casos terribles que se siguen dando en la región de Tierra Caliente.
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