Dicen que Michoacán está en paz y mandan a un militar a tomar las riendas. Si el estado estuviera en paz, no habría necesidad de semejante barbaridad, a menos que esa sea justa la intención: mantener militarizado el lugar, porque aun no concluyen con su obra y quieren seguir teniendo el control de las poblaciones, sembrando el terror y organizando la contrainsurgencia. El enviado de EPN es graduado de la «Escuela de las Américas», experto en temas de este tipo y además, implicado en ejecuciones extrajudiciales cuando estuvo en Sinaloa. Lo bueno es que se fue el delincuente Castillo; lo malo es que llegó uno peor.
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