Con maquinaria pesada y al amparo de la noche, los criminales que decidieron transformar un manglar en edificios y hoteles, empezaron la devastación de uno de los pocos espacios naturales que quedan en el turístico Cancún. Los animales y plantas fueron asesinados por los ambiciosos empresarios y sus cómplices del gobierno. Después, cuando los grupos de ciudadanos y ecologístas decidieron salir a defender lo que es de NOSOTROS, el Jefe de Plaza de Cancún utilizó a sus sicarios antimotines para demostrar ‘quién manda aquí’.
La movilización ciudadana logró que un Juez otorgara una suspensión provicional que impide que los depredadores continúen con la devastación, pero el daño ya está hecho y recuperar el equilibrio ecológico en un ecosistema tan frágil, tardará décadas, muchas décadas. Sin embargo, esto no es garantía de que los trabajos de las empresas depredadoras vayan a desistir en sus mezquinos intereses; seguramente habrá un juez corrupto (es México, recordemos) que otorgará la nueva licencia para que culminen su siniestra obra.
Y como siempre sucede, los oportunistas llegan a sacar raja política. Los cárteles partidistas se ‘aparecen’ siempre que el suceso atrae cámaras y prensa. Los delincuentes del Partido Verde Ecologista de México, con mantas y mucho ‘ánimo’, llegaron a Tajamar a ‘ofrecer su apoyo’; sin embargo, los ciudadanos los enviaron directo a su casa, al recordarles que entre sus filas hay criminales como Jorge Emilio González Torres, El Niño Verde, además de ser ellos la bisagra y el partido palero que ha permitido que en Quintana Roo se instaurara el Cártel del PRI.
Y ahora, el delincuente que usurpa la alcaldía en Cancún, muy preocupado por la fauna que sus asesinos no mataron aun, ofrece su ayuda para rescatar a esas especies y llevarlas a un lugar donde puedan ser preservadas. Pero el pueblo, que ya no se duerme con cantos de sirena, nuevamente ha rechazado la ‘ayuda’ que encierra intereses ocultos y propiciaría el avance de los depredadores en su intención de desaparecer Tajamar. #TajamaResiste.