https://www.youtube.com/watch?v=bBcEWKMhdG8
Este es nuestro país. El país en donde la inmolación es la única alternativa a la exigencia de justicia.
Veo el vídeo de este joven prendiéndose fuego y no puedo evitar recordar las palabras de Enrique:
“Son muchos más quienes están a favor del respeto a las instituciones democráticas.
Son muchos más los que quieren, en un marco de cordialidad, construir los puentes de comunicación con todos los órdenes del gobierno”
¿A qué instituciones democráticas se refiere Peña Nieto?
¿Qué puentes de comunicación cordiales se pueden entablar con un Estado cuyo único objetivo es denigrar y aterrorizar a sus ciudadanos para luego esclavizarlos y convertirlos en animales que trabajan pero no se quejan?
Después de Ayotzinapa ninguna duda es permitida: los mexicanos somos náufragos de Estado. Sobrevivimos a pesar del Estado. Pedir que el Estado se haga cargo de la justicia y de la paz es pedirle que se autoaniquile porque la justicia y la paz no entran dentro de su definición.
Así, frente a un estado que se alimenta y saca provecho del dolor de los mexicanos el decálogo de Peña Nieto no suena a otra cosa que a una carcajada espuria revoloteando sobre el cuerpo en llamas de Agustín Gómez Pérez sobre el rostro desollado de Kassandra, sobre los 43 que nos faltan y sobre los miles de caídos anónimos.
Cuando Peña dice que ‘son muchos más quienes están a favor del respeto a las instituciones democráticas’ lo que en verdad quiere decir es que nos tiene miedo. Tiene miedo a que la organización ciudadana rescate al país de SUS ‘instituciones democráticas’ (las mismas en donde la inmolación es el único grito audible).
En esto, mexicanos, estamos solos. Habremos de salir de este infierno con inteligencia y organización. Quieren fulminar a las autodefensas porque al devolver la seguridad ponen en jaque la pervivencia del terror que sostiene al narcoestado. Manipulan las tendencias en twiter porque nuestros hashtags nutren la opinión pública destrozada por sus narcomedios de comunicación. Buscan reprimir las marchas porque visibilizan la inconformidad, porque crean memoria, porque general lazos humanos en un régimen que quiere deshumanizar.
Hace unos días integrantes de la Asamblea General Estudiantil de la Universidad de Sonora tomaron la tribuna del Congreso local para convertirlo en un ‘Congreso Popular’, desconocieron en Enrique Peña Nieto, reclamaron la expropiación de la ‘Casa Blanca’, propusieron convertirla en la ‘Casa de la Justicia’ y propusieron que
“cada una de las seis habitaciones de la mansión se transformen en oficinas para los luchadores sociales que buscan justicia por lo ocurrido en Pasta de Conchos, Tlatlaya, Aguas Blancas, Acteal, guardería ABC y los río Sonora y Bacanuchi” –según Proceso.
La iniciativa puede -o no- parecernos ingenua, pero al menos la idea de un ‘Congreso Popular’ alivia porque da la idea de ciudadanos organizados, conversando, actuando, señalando la violencia, la corrupción… Eso es algo que los debilita.
Nos se puede marchar infinitamente. No se puede exigir justicia a quien tiene como no darla. Se tienen que crear iniciativas puntales para cumplir metas puntuales desde la ciudadanía, necesitamos una agenda y la no burocratización de esa agenda. Necesitamos que el centro esté más coordinado con Guerrero y con las víctimas. Necesitamos arrebatarles el Estado y las instituciones que han secuestrado y degenerado….No es utopía, ya hay iniciativas ciudadanas creativas que se están encargando de hacerlo.
El #BalconeaAunPolítico, es un ejemplo pequeño pero de gran peso, acá de qué trata: