No tenemos las pruebas para afirmar categóricamente que los diputados de Tamaulipas estén involucrados con bandas de secuestradores, pero es que de otra forma no podemos explicarnos que vayan, a base de multas, a obligar a las escuelas a abrir sus puertas pese a la ola de violencia que sacude la entidad. Las escuelas no han cerrado por gusto, lo han hecho porque han secuestrado profesores y asesinado a algunos de sus alumnos. ¿Será que se les acabó el negocio a estos delincuentes y ahora quieren re abrirlo?
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