Tamaulipas es territorio de nadie. Bueno, en realidad sí tiene dueño: el crimen organizado en alianza con el crimen gubernamental. Un General del Ejército que toma las riendas de la SSP y es amenazado de muerte por perseguir al narco. Un periodista que comete el ‘error’ de informar la masacre perpetuada, por una vez en su diario, es obligado a irse a Texas y sabe que jamás podrá regresar a su casa. Una alcaldesa que tenía en su círculo cercano, a una célula de la delincuencia organizada que operaba usando a la policía municipal como su cuerpo de sicarios. La población aterrada, las balaceras son diario, los secuestros y las extorsiones se convirtieron en lo cotidiano. Huele a pólvora y sangre.
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