Después de haber sido exhibido en redes sociales como lo que es, un prepotente cacique, Manuel Velasco armó un ‘teatro’ en el que, para colmo, le sirvió de patiño el mismo joven que ayer era la víctima. Pero, ¿tiene caso defenderlo de la humillación? No, no lo tiene; porque quien es humillado de esa forma, no puede permitirse seguir siendo humillado y menos prestarse a lavarle la imagen a quien fue el agresor. No sabemos quién da más pena, si Manuel Velasco o el patiño que se prestó a la farsa, sin un gramo de dignidad.
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