Con la dignidad por delante. Así recibieron los jornaleros de San Quintín a la pandilla de diputados que llegaron a ‘escuchar sus demandas’, para ‘trasladarlas a la Cámara de Diputados y analizar las posibles soluciones’. Parece ser que ELLOS no se esperaron que en esas mesas de diálogo, no hubiera tontos, ni agachones (de esos que suelen marear siempre). Los jornaleros terminaron por correr de la reunión a uno de estos diputados que, desde octubre pasado, supo de su problemática y cerró los ojos, desatendiendo la obligación para la que fue contratado.
