Si la mal llamada reforma del porro Aurelio Nuño es verdaderamente educativa, ¿por qué desde diferentes sectores de la investigación y la academia, se sigue insistiendo que no lo es? El delincuente Nuño tendría que explicar ante los que sí saben del tema, cuáles son aquellos puntos que habrán de beneficiar la educación en el país, pero no lo hace y no lo hará; sabe que si se enfrentara a los cuestionamientos y críticas de los académicos, su esperpento laboral se iría al caño y quedaría al descubierto el sometimiento del mal gobierno a los dictados de la OCDE, el Banco Mundial y el FMI.
