El primer caso de este nuevo modo brutal de asesinar, lo vimos el 27 de septiembre de 2014 en Iguala. Julio César, el compa de Ayotzinapa fue desollado. Después, en Uruapán, Kassandra sufrió la misma trágica forma de morir. Y desde entonces, aterrados, empezamos a imaginar que este tipo de monstruosidades se repetirían de ahora en adelante y que cada vez sería más frecuente encontrarnos con esto.
