El caso Tlatlaya destapó lo que el ejército hace. No es ni la única, ni la última vez que lo harán. Tenemos la desgracia de contar con unas Fuerzas Armadas que no están al servicio del pueblo, sino de ELLOS. Han provocado que los soldados se conviertan en verdaderos enemigos de la gente; han asesinado inocentes, muchos de ellos niños o menores de edad; han cometido toda clase de violaciones a los derechos humanos y no por nada, es la institución mexicana que más demandas en ese sentido tiene. Hemos conocido cómo siembran pruebas, armas y drogas para inculpar a quien les da la gana. A NOSOTROS, los que entendemos que éste no es el tipo de seguridad que necesitamos, nos avergüenza profundamente este Ejército. El hartazgo de no conseguir JUSTICIA en México, ha provocado que la gente busque venganza y que le aplauda a los sicario del mal gobierno que asesinen a gente sin llevarla a juicio y ser declarada culpable. Así que el daño es doble; por un lado han prostituido a una institución que debería ser ejemplo y por el otro han logrado que la gente esté clamando por sangre.
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