Enrique Peña Nieto se ha convertido en un lastre hasta para su propio Cártel. El primero en abandonar el barco que se hunde, fue el delincuente Manlio Fabio Beltrones, que desde hace semanas dejó la dirigencia del narcopartido, sabiendo que quien es el primer priísta del país no deja de cometer estupideces y que permanecer a su lado, iría poco a poco arrastrándolo hasta el fondo del mismo abismo donde está él. Más tarde, cuando el delincuente Peña Nieto apareció en Los Pinos acompañado del segundo hombre más odiado en México, Donald Trump, supimos que habría reclamos hasta dentro de su propia organización delictiva, por lo incompetente que se observó a Peña Nieto en la deslucida reunión con el bocón Trump.
Sabemos que la elección que ocurrirá en Estados Unidos tendrá relevancia para nuestro país, desafortunadamente. Las dos naciones, pero sobre todo la nuestra, tiene una dependencia económica y política muy fuerte a las de los vecinos del norte; pero creemos que para la presidencia de aquél país, ninguno de los dos candidatos representa garantía de nada para el nuestro; ni Trump, ni Clinton, son amigos de nuestro país. Pero indudablemente, el haber invitado a Trump, antes que a Clinton y haber quedado en ridículo, le va a cobrar factura a Peña Nieto. De hecho, Hilary Clinton lo deja en ridículo al negarse a visitar México antes de las elecciones. No sabemos qué enemigo le aconsejó a Peña Nieto permitir que Trump llegara a nuestro país (dicen que fue Videgaray), pero sí sabemos que quien lo hizo, le puso una enorme zancadilla al delincuente Peña Nieto.
Las críticas llegaron desde todos los sectores, como tendía que suceder; de hecho, la definición que hace Carmen Aristegui a la visita de Trump a nuestro país, es contundente y acertada: la más grande estupidez del sexenio, dijo.