Ojalá que tanto dolor, tanta sangre derramada, tanta injusticia y tanta brutalidad que vivió el pueblo de Veracruz, durante el sexenio de terror del delincuente Duarte, no queden impunes. Ojalá que pague en vida y padezca lo mismo que cada una de esas madres, que tienen un familiar desaparecido o lo encontraron en una fosa clandestina. No sabemos si la justicia toque al monstruo del Cártel del PRI, pero para NOSOTROS siempre quedará claro el engendro que es y jamás olvidaremos que enlutó a nuestra gente y convirtió en un infierno todo un estado. No olvidamos, no perdonamos.
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