Sabemos que hay algunos ingenuos que aún creen que los sicarios de la Sedena son «ángeles del Señor»; los ven como héroes y hasta les aplauden. Supongo que hasta un altar les ponen en sus casas. Pero estos ingenuos son los que no observan los datos duros que desestiman sus afirmaciones: en todos los sitios donde la presencia militar se incrementa, en la misma medida se incrementan las violaciones a derechos humanos; ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas, etc. ¡Son datos duros, ingenuos, no se desmienten con palabrejas baratas!
Así que, la noticia del día de hoy, esa de la creación de una base militar en los límites de Silao y León, en Guanajuato, sin duda es una noticia triste. El pretexto es que (como siempre) se ha incrementado la delincuencia en esa zona y lo justifican diciendo que ha habido muchos asaltos al tren que pasa por esas zonas. Sí, al tren, que por cierto es de compañías gringas. Recuerden que ya no hay trenes mexicanos. Así que, lo que realmente pasó, es que le dijeron al Títere que tenía que mandar guachos a Guanajuato para cuidar las mercancías de sus amos; él, entonces, dio la orden al afamado General Gurrola (acusado en Sinaloa y Veracruz de delitos gravísimos como los ya descritos) para que llevara a unos 800 sicarios y construyera una base en ese lugar. Una base militar en 60 hectáreas de un ejido, por el que pagarán a los ejidatarios 30 millones de pesos; ni siquiera juntos, en abonos chiquitos. Hagan cuentas; a 50 pesos el metro cuadrado de tierras de cultivo; 10 millones ahora y el resto, pues quién sabe. Una base militar donde participará (sepa por qué razón) la iniciativa privada y que empezará a construirse en diciembre.
¿Buenas noticias? No, pésimas. Siguen militarizando el Centro Occidente de México. Guerrero, Estado de México, Michoacán, Jalisco y ahora Guanajuato.
Lo digo a mediados de noviembre de 2016; en cuanto lleguen los guachos a Silao/León, empezaremos a ver cómo aumenta el número de personas desaparecidas en el estado; el número de ejecutados, el número de asesinatos y el número de torturados. ¡Pa eso sirven los guachos! ¡Es una verdadera tristeza