Jorge Aduna Villavicencio fue detenido el día de ayer por la Fiscalía General de Justicia por mandar matar a seis jóvenes, quienes presuntamente trataron de asaltar su casa.
Los jóvenes, quienes fueron levantados en Lomas del Sur, de Puebla, fueron descuartizados, incinerados y tirados a la coladera por los escoltas del empresario poblano Aduna Villavicencio.
De acuerdo a la Fiscalía de Puebla algunos de los desaparecidos participaron en un robo a casa habitación con violencia en el domicilio de los familiares del empresario. El hecho nunca fue denunciado.
Entre los responsabilizados por las muertes de los jóvenes también se encuentra el ex agente de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Yosafhat Berlanga Flores.
Además fueron identificados como participantes directos Alejandro Páez Valenzuela y José Emanuel Limón Meneses, también escoltas del empresario.
Los sujetos lograron ubicar a los seis jóvenes que participaron en el robo a través de un iPad que había sido robada el día de los hechos.
Aduna Villavicencio es empresario en el ramo de los espectáculos en el estado de Puebla, y es dueño de la compañía Gallística del Norte, una de las más importantes organizadoras de palenques, ferias, conciertos y peleas de gallos en Puebla y Tlaxcala.
Sin reaccionar visceralmente y analizando un poco la nota, sobretodo reflexionando sobre ella, no hay malos, ni buenos, es un poco más complicado que eso.
Ni los asesinados eran unas blancas palomitas, ni el empresario lo es, pero surge a reflexión el por qué mandar asesinarlos y no enviarlos a ser procesados penalmente, pero eso es precisamente lo que nos enseña este hecho. La justicia en el país no es confiable ni para los de abajo, ni para los empresarios, entonces, si en lugares de muy bajos recursos, la gente toma justicia por su propia mano; si en algunos lugares se forman autodefensas o policías comunitarias, no es porque la gente humilde se quiera salir del margen de la ley nada más porque sí, sino porque el sistema de «justicia» es completamente ineficaz e inútil.