Hay dos tipos de seguidores de Morena y López Obrador; unos pocos que son capaces de cuestionar a su partido o a su dirigente y no se quedan con lo que se les dicte, diga, sugiera u ordene; mientras que otros son capaces de defender a costa de lo que sea, pese a que se les muestren múltiples evidencias, las decisiones que les dictan desde la élite de su partido. De los primeros no hablaré, aunque diré que son los menos; me centraré en hablar de los segundos. Ellos son los adoctrinados y son, sin lugar a dudas, los mexicanos más despreciables.
El debate de ideas, desde mi punto de vista, puede ir acompañado del lenguaje que sea. Me refiero a que, siendo como somos, los mexicanos usamos las palabras que denominan como «malas», de forma cotidiana; así que si el argumento viene acompañado de alguna (as), siempre que exista eso, argumento, no está mal. Pero cuando el «argumento» es la propia palabra «mala», ya no se trata de un debate. Es peor, cuando el argumento es esa misma mala palabra, pero se adorna con una mentira, una amenaza, una intriga, un absurdo o una fantasía. Así, el argumento se convierte en una ofensa y una calumnia deplorable . Son precisamente los adoctrinados quienes recurren a esto, con tal de avalar cualquier cosa que se diga desde la jerarquía de Morena.
No es la primera vez que en nuestros espacios entran seres despreciables a hacer exactamente eso. Nada menos, el día de hoy, uno de ellos se apareció en la transmisión, no para defender con ideas sus convicciones, sino para atacar, agredir, injuriar y ofender de las formas más graves y asquerosas a una mujer y a una niña. Sí, leyeron bien ustedes, a una niña.
Solamente una mente hueca, vacía de costado a costado, sin un mínimo nivel de razonamiento o alguien sin moral, que aprendió desde su casa que estas bajezas son válidas, se atrevería a creer que «ofende» a alguien cuando llama a una niña de kinder «futura prostituta» y a la madre de la menor, «puta».
¿Quién le habrá dicho a él y a los que son como él, que si López Obrador perdona delitos, todos NOSOTROS debemos perdonar y pasar por alto lo que en su podrida y enferma mente hay? ¿De quién o dónde aprendió que su desviada realidad es argumento válido para referirse a una menor y a una mujer? ¡Y no es esto lo más grave; porque desafortunadamente, no es sólo él, son muchos los que son como él!
Nos hemos pasado meses observando como un día sí y otro también, entran a nuestros espacios a esto, sólo a esto; a amenazar, a calumniar, a retar y después, curándose en salud y como quien tira la piedra y esconde la mano, dicen tranquilamente que somos NOSOTROS los que los «acosamos». Pero no; NOSOTROS no somos los que entramos a sus espacios a vigilar lo que hacen. Nuestro mundo no se reduce a eso.
Su calidad moral es tan ínfima, que a falta de ideas, escarban en las profundidades de su miseria humana. ¿De qué parte de su retorcida mente salen bestialidades como estas? ¿Está esto permitido en algún estatuto de su partido? ¿Es uno de los 50 puntos del Proyecto Alternativo de Nación? ¿Es esto lo que en la Secta se enseña?
Ya lo de menos, en este caso, es todo lo que este tipejo dijo de mí, porque además, es el cuento de siempre que, por no poder demostrar nada, terminan repitiendo de forma sistemática, sin aportar jamás una sola evidencia: que si soy narco, que si me paga el narco, que si me paga el PRI, que si me paga el PAN, que si me «becó» el gobierno, que si trabajo para uno, para otro o para uno y otro, etc. La Secta y sus fieles, siempre terminan así, siempre acusan y acusarán de lo mismo a cualquiera que no esté a favor de su Mesías. ¡Pero no se extrañen, porque eso es lo que aprendieron de López Obrador! ¿O no es cierto que a cualquiera que no esté de acuerdo con él lo llama «Mafia del Poder? ¡Ellos aprendieron de él! Él es tan miserable, como ellos. Aunque los torpes que lo siguen, no se den cuenta que mientras ellos son objetos desechables, él sigue pactando con eso a lo que denominó «Mafia».
Lo que ustedes verán ahora, son los mensajes que un fanático, enfermo y retorcido mental, escribió durante la transmisión el día de hoy, refiriéndose a una de NOSOTROS y de su beba. De ustedes será la mejor opinión; la mía, ya la dije y la repito: SON LOS MÁS DESPRECIABLES.