La Casa Blanca asegura que investigará cómo llegó a la prensa la filtración sobre las recientes conversaciones que Trump tuvo con dos mandatarios, Peña Nieto y el Primer Ministro de Australia. La preocupación no es porque la gente se entere de lo poco diplomático que es el inquilino nuevo, porque eso ya lo sabemos todo, sino por haberse vulnerado uno de los muchos niveles de seguridad que debe tener todo lo que haga o diga Donald Trump; esos mismos niveles de seguridad que tanto criticó en la campaña y que le provocaron muchos dolores de cabeza a los demócratas y a su candidata, Clinton.
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