Las últimas filtraciones del pasado de Donald Trump, que sabemos exactamente de dónde vienen, han dejado al candidato de los republicanos muy mal parado. Desde la precampaña se trató de derrotar el ascenso del magnate utilizando cualquier método que lo mostrara ante la ciudadanía tal cual es, pero nada había sido tan efectivo, como lo han sido los audios que aluden a la falta de respeto y comentarios misóginos que involucran a varias mujeres ya. Primero, desde el propio partido de Trump, los desmarques se empezaron a dar uno a uno; algo que él mismo tomó como ‘liberador’, al argüir que ya podría ser él mismo y no habría más ataduras.
Ahora, quien ha salido en defensa del establishment estadounidense, ha sido la propia esposa del Presidente actual, Barack Obama, Michelle. La Primera Dama del país, ha tachado de «depredador sexual» a Donald Trump, en razón de los audios y acusaciones que se han vertido como cascada en los últimos días. Todo parece decantado: el sistema ya decidió; los que verdaderamente mandan ya tienen a su candidata, Clinton, apuntalada y gobernará sin lugar a dudas.