Parece ser que las cárceles en México y algunos países del continente, son unas verdaderas coladeras. Lo impresionante es que el presupuesto de seguridad es de los más altos y que de nada sirve seguir gastando tanto, si los resultados son siempre los mismos. Un solo ejemplo sirve para ilustrar esto: más de 140 presos fugados de un solo penal, en un solo momento, en Tamaulipas. ¿Qué clase de cárcel es esa? Y lo peor, es que el CERESO sigue funcionando. Que a nadie asuste la fuga del Chapo, cuando los antecedentes son estos.
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