Michoacán regresa a la realidad; esa que es muy diferente a la que se vio en la visita de Francisco a Morelia. Hablamos del terror que recorre los municipios, con hombres armados, criminales y sicarios del crimen organizado, así como los del Estado, que no paran en su labor de seguir sembrando terror. Desde Apatzingán y en toda la región de la Tierra Caliente, pese al ‘decreto’ del fin de la violencia, que estúpidamente lanzó el Jefe de Plaza, Silvano Aureoles; los asesinatos se siguen dando, los secuestros y los cárteles recorriendo todas las carreteras estatales, en la total impunidad. Hay ahora, más cárteles que en 2013, cuando los grupos de Autodefensas surgieron, para enfrentar al dominante, el de los Caballeros Templarios. Michoacán es un infierno.