La sociedad mexicana está enferma. Los niños ya no juegan a ‘indios y vaqueros’, ni a las canicas o el trompo; ahora emulan lo que en su entorno violento observan día a día. Y habrá quien culpe a unos y a otros; habrá quienes crean que los padres de los menores que asesinaron a Christopher son los culpables de este hecho tan horroroso. Otros dirán que estos menores deben ser ‘malignos’, que ‘ya son conscientes’ y que por lo tanto se les debe juzgar como a mayores de edad. Pero ¿realmente son culpables de algo?
En etología, la rama de la biología encargada del estudio de la conducta y comportamiento animal, hay un experimento que podría darnos una idea de lo que estos menores tuvieron que vivir, para llegar a cometer un hecho tan terrible. Si ustedes meten a un canario en una caja oscura y sin que tenga contacto con otros miembros de su misma especie, en el mismo momento en que acaba de nacer; el pajarito crecerá y no aprenderá jamás a cantar, ni a volar. Esto demuestra que hasta en los animales, las conductas en su gran mayoría, son aprendidas y que pocas, muy pocas, son innatas. Estos menores aprendieron lo que es un ‘secuestrador’, porque donde viven, hay secuestradores. Aprendieron que los secuestradores matan a sus víctimas, porque en son cosas que ocurren a diario y de las que todos nos enteramos. Incluso, aprendieron que se puede enterrar un cadáver clandestinamente, porque en México hay miles de fosas clandestinas. Entonces, ¿quién es el culpable?