Los flamantes políticos mexicanos son de caricatura; dan risa, se contradicen, se disparan al pie y nos provocan carcajadas, por el coraje que nos da escucharlos decir aberraciones tan grandes. Aquí les daremos dos ejemplos:
Felipe Calderón, el iniciador de la llamada ‘guerra contra las drogas’, se ¿indignó? mucho, al enterarse que dentro del narco partido al que pertenece, había una diputada que era muy amiga del Chapo. Así que por medio de Twitter, decidió hacer del conocimiento público el enojo que tenía, pero…. se le olvidó que NOSOTROS no olvidamos. No nos olvidamos de Padrés, de Malova, de los diputados bailando en Vallarta con prostitutas pagadas con el erario público y de sus nexos con cárteles; las reuniones con el crimen organizado que ordenó a Mario Arturo Acosta Chaparro y que son del conocimiento del propio gobierno de los Estados Unidos. Calderón se mordió la lengua, pero no se infectará, porque seguramente al escribir sus mensajes, estaba borracho, como es su estado natural.
Y por su parte, Miguel Ángel Osorio Chong, le reprochó al Jefe de Plaza de Acapulco, que su Secretario de Seguridad Pública, hubiese llegado al cargo con un título profesional apócrifo. Seguramente Chong se olvida de algunos detalles de su propia vida, pero NOSOTROS los recordamos. Lo vimos ser Jefe de Plaza en su estado, con un título profesional falso de abogado; de ello, en aquellos años, dieron cuenta los medios de comunicación en México (hasta los más oficialistas) y él, entonces no dijo nada. También se mordió la lengua.