El día de ayer un grupo de hombres armados llegó a las afueras de la casa de Miriam Rodríguez Martínes, buscadora de desaparecidos en Tamaulipas, disparó en múltiples ocasiones a la vivienda, hasta herirla, después huyeron. Murió mientras era trasladada al hospital.
Miriam Rodríguez había perdido a su hija Karen, quien desapareció y para quien jamás tuvo ayuda por parte del mal gobierno, para ayudar a su localización. Valiéndose de sus propios medios y recursos, Miriam la localizó, aunque muerta.
Desde entonces se dedicó en cuerpo y alma a apoyar a otras familias, madres y padres, que estaban padeciendo lo mismo que ella sufrió y formó parte del colectivo en búsqueda de desaparecidos en San Fernando.
Es ridículo que el delincuente que trabaja como Jefe de Plaza del Cártel del Gobierno y cómplice del Cártel del Golfo, Francisco Cabeza de Res, se haga el dolido y diga que lamenta mucho el asesinato de la activista, porque sabemos que muchísimos de los asesinatos y desapariciones son responsabilidad absoluta de él, por coludirse con los criminales y recibir financiamiento de ellos para las asquerosas campañas electorales donde ha sido elegido, primero como alcalde y ahora como gobernador.