Dos mujeres fueron acribilladas el día 24 de Marzo en el Acatianguis, un establecimiento comercial que se ubica en la periferia de Acapulco, sobre el Blvd. Vicente Guerrero, en la colonia Emiliano Zapata.
El crimen fue perpetrado a plena luz del día, alrededor de las 18:00 hrs. cuando varios sujetos armados con rifles R-15 y AK-47 irrumpieron en el tianguis dirigiéndose directamente al establecimiento de ropa y zapatos, donde acribillaron a sus propietarias, quienes tenían pocos días de haber comenzado a comerciar ahí.
Las víctimas fueron identificadas como Magnolia Ramos Flores, de 37 años de edad, madre de María José Rosas Flores de 17 años de edad. Ambas murieron al instante.
En el ataque fueron heridas además dos personas más que se encontraban en el lugar de los hechos, mismas que fueron trasladadas al hospital más cercano.
Según los testigos y las primeras diligencias efectuadas, las víctimas fueron asesinadas por rehusarse a pagar la «cuota» impuesta por el crimen organizado que mantiene el control de la plaza en el lugar.
Los hechos generaron el pánico colectivo de quienes se encontraban comerciando o como clientes en el lugar, quedando en pocos minutos desiertos los pasillos del centro de comercio. Al lugar acudieron elementos de distintas corporaciones de policía, así como militares para acordonar la zona.
Lamentablemente, los comerciantes han denunciado incontables veces el control que el crimen organizado mantiene sobre el comercio gracias al «derecho de piso» cobrado por los delincuentes.
Los comerciantes han denunciado que las amenazas y los cobros, así como los asesinatos se desataron desde hace cinco años, sin embargo, a pesar de sus constantes denuncias, no ha habido ningún movimiento por parte de los encargados de procurar la seguridad en la localidad. Sólo llegan a acordonar la zona en donde se asesinó a alguien más, pero obviando sus nexos con el crimen organizado, los dejan actuar en plena impunidad.
La cuota que los comerciantes pagan no es semanal, ni quincenal, ni mensual. La cuota se paga diariamente, haciendo que para muchos, sea casi imposible sortear la crisis en ventas y el pago de cuotas, para poder mantener sus negocios en pie, además del miedo permanente que existe de ser ellos la próxima víctima de estos criminales.
Fue a partir de hace dos años que el cobro de cuotas se endureció y el miedo cunde entre los pasillos de cualquier mercado, tianguis, centro comercial o locales formales o informales.