El día de ayer en el Golfo de California un residente de la zona grabó a dos vaquitas marinas (Phocoena sinus). La madre y una cría fueron observadas cerca de la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y pudieron ser seguidas por unos minutos. Recordemos que la especie está prácticamente extinta y que, según el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRAV), el año pasado habría solamente unos 30 individuos de la especie.
La gran mayoría de las vaquitas han muerto durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el cual no ha hecho ni siquiera caso de la gravedad de esto. Las especies no deben considerarse como entes aislados, porque sería estar ignorando que los ecosistemas están conectados por el número de especies que los conforman y la interacción que tienen unas con otras. Cuando una especie desaparece, todo el ecosistema se ve dañado. Y es precisamente esto lo que las autoridades mexicanas han ignorado permanentemente.
Estamos ante un hecho que ecológicamente es gravísimo; somos espectadores pasivos de la desaparición, poco a poco de una de las especies endémicas de nuestro país y pese a que sabemos la causa de su brutal caída en la población -la pesca de la totoaba- no hemos hecho nada o hemos hecho menos que el gobierno.
El CIRAV considera que dejaremos de ver a la especie antes de que termine el sexenio de Peña Nieto y es por tanto esta grabación, un documento valioso que nos recordará lo infames que como especie hemos sido y quedará en los archivos como el muy probable último avistamiento de una vaquita marina.